sábado, 15 de diciembre de 2007

en el país de Tintín


Después de tres meses y aunque parezca mentira, hoy he tenido mi primer fin de semana para estar solo por Madrid. Cuando no he estado en Murcia, tenía invitados en la casa. Ha sido un continuo ir y venir de gente y por fin puedo dedicarme a estar solo por la ciudad. No es que menosprecie las visitas, todas y cada una de ellas me han gustado, pero un rato para uno mismo no viene mal.

Ayer Marina me dijo que había una exposición de Tintín en la Fundación Carlos de Amberes de Madrid. El motivo es por el centenario del nacimiento de Hergé, creador del reportero belga y yo como buen tintinófilo, no podía faltar a esa exposición.

Esta mañana he ido para allá y me he encontrado con los orígenes de los cómics de Tintín. Bocetos, planchas para grabado y anécdotas del escritor bruselense Hergé, recorren desde el principio hasta el fin la vida del joven reportero. Para todos los fans de Tintín diré que merece la pena pasarse por esta colección que estará hasta el 13 de enero de 2008.

Después de todo esto he rescatado del álbum la fotografía que me hice este año cuando viajé con Miguel a Bruselas. Es la Estación Central de la capital belga. Tintín nos recibió nada más llegar.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Un país de mamarrachos

ETA ha vuelto a matar tras casi un año sin dejar víctimas. Las últimas fueron dos ciudadanos ecuatorianos que murieron en el atentado de la T4 de Barajas en vísperas de la nochevieja del año pasado. Este fin de semana, los asesinos actuaron de nuevo. Dos guardias civiles fueron el objetivo de los terroristas que la emprendieron a tiros contra los agentes de la benemérita. Uno de ellos murió en el acto. El corazón del segundo, dejaba de latir esta mañana tras estar tres días en estado de coma profundo.

La barbarie se repite, los asesinos siguen siendo asesinos y los ciudadanos seguimos siendo igual de imbéciles. Al menos esa fue mi impresión ayer en la concentración en la Puerta de Alcalá en Madrid.

Se trataba de guardar dos minutos de silencio en respeto por la que en ese momento era la única víctima mortal y aquello se convirtió en un circo de gente fanática y exaltada sin ningún tipo de respeto por las ideas del de al lado.

Al término de la concentración, donde mayoritariamente había periodistas y policías, mi ánimo quedó por los suelos. Y es que la impresión que me llevé de la sociedad española fue de intolerancia y agresividad. Somos un país de gilipollas y estoy convencido de que les dimos una alegría a los asesinos al ver el espectáculo de ayer en Madrid.

¿Para cuándo un NO a ETA todos juntos dejando a un lado las ideologías?