jueves, 6 de diciembre de 2007

Un país de mamarrachos

ETA ha vuelto a matar tras casi un año sin dejar víctimas. Las últimas fueron dos ciudadanos ecuatorianos que murieron en el atentado de la T4 de Barajas en vísperas de la nochevieja del año pasado. Este fin de semana, los asesinos actuaron de nuevo. Dos guardias civiles fueron el objetivo de los terroristas que la emprendieron a tiros contra los agentes de la benemérita. Uno de ellos murió en el acto. El corazón del segundo, dejaba de latir esta mañana tras estar tres días en estado de coma profundo.

La barbarie se repite, los asesinos siguen siendo asesinos y los ciudadanos seguimos siendo igual de imbéciles. Al menos esa fue mi impresión ayer en la concentración en la Puerta de Alcalá en Madrid.

Se trataba de guardar dos minutos de silencio en respeto por la que en ese momento era la única víctima mortal y aquello se convirtió en un circo de gente fanática y exaltada sin ningún tipo de respeto por las ideas del de al lado.

Al término de la concentración, donde mayoritariamente había periodistas y policías, mi ánimo quedó por los suelos. Y es que la impresión que me llevé de la sociedad española fue de intolerancia y agresividad. Somos un país de gilipollas y estoy convencido de que les dimos una alegría a los asesinos al ver el espectáculo de ayer en Madrid.

¿Para cuándo un NO a ETA todos juntos dejando a un lado las ideologías?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

Antonio Machado.